En el fondo, sigue siendo un chico
Nadie puede creerlo, ni aun los que dicen haberlo visto haciendo las piruetas que lo mantienen en buen estado físico. Pese a que la especie se mantiene en la categoría de versión desinteresada (todavía le falta confirmación extraoficial para que llegue a ser un rumor), parece que un conocidísimo actor, pintón y simpático él, se dedica al extremo deporte de andar en skate (patineta, le decían antes de que fuera moda alternativa).
Días pasados, el hombre en cuestión le contó a un amigo en confidencia cuál era su receta para mantener su delgada figura. Además del aerobismo matinal por los bosques de Palermo, usa el skate para quemar las calorías que no elimina corriendo.
Como si fuera un adolescente experto, cuentan que tiene rodilleras y piensa en comprarse el casco para no darse ningún porrazo que revele su afición. A partir de la difusión de la confidencia, son decenas los fotógrafos de revistas que andan persiguiendo a Ricardo Darín para robarle una foto en su flamante rol de skater.
Ojo con las fanáticas, morocho
Ya se sabe que no hay que confiar mucho en las mujeres (ellas dicen lo mismo de los hombres). Pero lo que le pasó al actor Juan Palomino excede el marco de las desconfianzas, para internarse en las tierras del delito.
La semana pasada, mientras firmaba algunos autógrafos a un grupo de admiradoras en la avenida Corrientes, frente al teatro donde actúa, resultó víctima de su ingenuidad.
El recio morocho accedió a las efusividades de sus fanáticas y, luego de firmar unos autógrafos a un grupo de señoras, se fue a tomar un café a un bar antes de la función. Cuando quiso pagar, se dio cuenta de que sus fans le habían birlado la billetera. Por suerte, le fiaron.
Ejemplar
Nada lo aparta de sus obligaciones
Sebastián Francini, el pequeño gran actor que protagoniza la película Papá es un ídolo, junto con Guillermo Francella, no descuida ni un segundo su educación, mientras desarrolla su carrera profesional con gran éxito (ya se ganó un Martín Fierro por su tarea en Chiquititas).
Cuentan sus coleguitas que recientemente demostró ser un excelente alumno: en su cursada de quinto grado logró pasar un examen de matemáticas sacándose un 9.50.
Algunos de sus compañeros de grado aseguran que el famoso niño se levanta a las cuatro de la mañana para estudiar o hacer los deberes, para luego asistir por la mañana al colegio. Cuando termina sus clases, se va de raje a grabar. Un Sarmiento junior.
Secretito
El amor desde el anonimato
A la modelo y actriz en suspenso Moira Gough le gusta mantener secretos. El último que está guardando esconde los datos filiatorios de su pareja, un morocho de buen físico y ojos claros.
Noches atrás, se la vio acompañada por el joven anónimo en la presentación de una nueva empresa de Internet en un boliche de Puerto Madero. Cuando le preguntaron quién era su pareja, se negó a dar datos y soltó: "No sé si será el definitivo. Es que soy tan enamoradiza..." Habrá que esperar.
| EL CHISTE |
Bienvenida
Estaba San Pedro recibiendo a las almitas que arribaban al cielo, cuando llega un humilde curita. El apóstol lo abraza, le da la bienvenida y le dice:
-Esta casita y este pequeño automóvil serán tuyos, hijo mío.
El sacerdote se siente regocijado y se va a disfrutar de sus nuevos bienes. Al día siguiente, sale a pasear por el Edén y ve a un hombre conversando con San Pedro. Observa que el santo le sonríe mucho, lo abraza, le da unas indicaciones y lo despide. El curita, intrigado, le pregunta al recién llegado:
-¿Por qué tanta alegría, amigo?
-Es que me entregaron una mansión y una limousine.
Indignado, el sacerdote se dirige a San Pedro y le pregunta:
-San Pedro, ¿por qué le dio todo eso a ese tipo? Yo creí que en el Cielo no había favoritismos. Yo dediqué mi vida al Señor ¿Y él, qué hizo?
San Pedro le contesta:
-Verás, hijo, el era abogado. ¡Y estamos muy felices porque es la primera vez que llega uno!
-Esta casita y este pequeño automóvil serán tuyos, hijo mío.
El sacerdote se siente regocijado y se va a disfrutar de sus nuevos bienes. Al día siguiente, sale a pasear por el Edén y ve a un hombre conversando con San Pedro. Observa que el santo le sonríe mucho, lo abraza, le da unas indicaciones y lo despide. El curita, intrigado, le pregunta al recién llegado:
-¿Por qué tanta alegría, amigo?
-Es que me entregaron una mansión y una limousine.
Indignado, el sacerdote se dirige a San Pedro y le pregunta:
-San Pedro, ¿por qué le dio todo eso a ese tipo? Yo creí que en el Cielo no había favoritismos. Yo dediqué mi vida al Señor ¿Y él, qué hizo?
San Pedro le contesta:
-Verás, hijo, el era abogado. ¡Y estamos muy felices porque es la primera vez que llega uno!